El mejor compañero...

Hoy encontré al mejor compañero de viaje junto a mi.

Él, que siempre ha estado conmigo, callado y expectante.

Su presencia tranquila no me ayudaba a reconocerle entre tanto jaleo.

El es respetuoso conmigo. No me pide nada y se entrega tal cual es en mi presencia. Está siempre a mi lado, callado, como esperando que le descubra para comenzar el baile juntos.

Cuando empezamos a bailar no existe en el mundo nada más que los dos. El tiempo se para. Las personas y sus sonidos desaparecen, y cual burbuja expandida, nuestro mundo se reduce al límite de la piel…al límite de las almas.
Se llama a si mismo y no se oye. No habla, sólo escucha. Es grande y fuerte como la nada. Es sencillo y claro. Es casi eterno. Su corazón lo alberga todo y no se apega a nada.
Cuando comparto con el mis sueños…todos se desvanecen.
Y si comparto mis ideas…nada con el tiene importancia.
Todo rezuma una claridad infinita.
Todo se ralentiza y se vuelve calma.
Sólo yo. Sólo mi cuerpo. Sólo mi alma.

Los dos juntos.

El es silencio.

Yo también quiero ser silencio con el.
Yo soy silencio…
Todas las cosas…todo lo que es, lo es en silencio.
Y el silencio se adueña de todo…lo envuelve todo…Fíjate y lo verás.
El silencio se puede ver con gran claridad…
Se ve en el aire que envuelve esta habitación.
Se ve en la presencia de todas las cosas que están, que son…y que no piden ni quieren nada…simplemente seguir siendo. Mis libros, mis sillas, el sofá…todo me está hablando en silencio de Silencio.
Y es realmente fuerte su sonido si te paras a escucharlo.
¿Nunca antes escuchaste el sonido del mar?…más allá de las olas y las gaviotas…hay un mar profundo, inmenso…es todopoderoso. Es hipnotizante. Es traicionero, porque te invita a seguirle…te promete paz e inmensidad. Y si te dejas llevar por sus promesas…simplemente dejas de ser…y entras en el gran silencio. Sus entrañas están llenas de los huesos de sus muertos.
¿Nunca antes escuchaste el sonido del viento?...también es inmenso. Es inmensa la fuerza que lo mueve y que viene de no sabemos donde. Y que hace que nada permanezca. El azota, revuelve, destroza la calma…No tiene medida. Es ira, es fiereza, es aniquilación, es cambio, es vida…

¿Tampoco escuchaste el sonido del desierto? ¿Quien como el desierto? Inmenso como un mar…muerto. Lleno de olas que fueron. Profundo como un océano. También sus entrañas albergan las de otros, que un día dejaron de ser, de estar en la vida y pasaron a formar el gran silencio. Por voluntad o por tiranía de sus destinos…Y está limpio! Y es suave!...y es delicado cado grano de arena…y se amolda a la vida para conseguir serenarla hasta matarla. Es lento, gigante…posee la fuerza de los grandes océanos. Sus profundidades están llenas de sueños de hombres que un día creyeron ser inmortales.
Si te adentras en el puede que consigas la locura, el hambre, la soledad, y el silencio…y si llegas a ser el silencio con él…dejarás de estar con nosotros…

A esto se reduce todo el misterio de la vida. A estar con los vivos o con los muertos. Y nada tiene que ver la sangre que corra por tus venas…ni los espasmos dolorosos de tu corazón. Nada tiene que ver porque hay una muerte en vida y la vida se encuentra en la muerte.

Si te preguntas quien eres llegaras a mil respuestas diferentes…y acabarás agotado antes de que puedas responder la siguiente. Todas ellas vienen de la memoria. De la tuya, de la de tus padres, de la de tus santos y de la de tus mártires. Ninguna de ellas viene de ti…nace en ti y sólo en ti tienen significado. Ninguna de ellas es fruto de tu vida, sino de la que los demás encauzaron y aún esperan se resuelva como sus planes marcaron. Ningún tú eres tu realmente… nunca lo será.

¿Quién puede darte de comer su propia comida?

¿Quién puede aplacar tu sed bebiendo su bebida?