El Hueco.
Se crea un vacio angustioso cada cierto tiempo en mi cuerpo.
Se aloja siempre en las entrañas y cómodamente se zarandea con cada aliento.
Se viste de hambre, tristeza y sueño; y gime siempre con un huérfano jadeo.
Es el quien esa mañana me despierta con largos y lisos pensamientos,
quien me roba la fuerza para dar el primer paso,
quien entreabre mis ojos, y me impide cerrarlos,
y me retiene entre las sábanas hasta que el cansancio se hace rancio.
Es quien me inunda de nostalgia y de miedo al pasado,
quien frena mis reflejos para dar consciencia a cada paso,
es el sabio maestro aplicando su cálida mano,
es la memoria que a cada tramo, recuerda que
no hay compañía, por grata y tierna que sea,
no hay seguridad, por férrea y ciega que sea,
no hay idea, imagen o estabilidad posible...
que pueda librarme de este reencuentro con el vacío.